Luego del 12 no queda nada, o sí, el 13 abstraído pero no es nada: es el todo.
Luego del 12 sólo queda el ser, el único dios y la única personalidad del dios.
Luego del 12 hay trece mios que soy yo así como yo hago parte de trece que no son nada.
Queda el significado del todo en el medio de la conciencia. Se van los amigos, la familia, los amores olvidados. Sólo queda ser y queda el ser con su conciencia llena de amor.
Por ahora nos toca depender de este mundo y ser lo que no somos, la mascara del lado invisible; ser amor sólo como si fuésemos eso que, al menos yo, estoy buscando ser: el ser, y el ser amor. Pero, dice el ego, yo soy una caspa. El niño ríe como si tal. El niño es amor.
Liberado todo regreso a mi cápsula de mortalidad/normalidad. Guardo al artista y vuelvo al pajazo mental de ser un Yo y tener un ego. Le dejo el último plon, chau.
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